lunes, 7 de abril de 2008

LA MAMA LUPE

La Mama Lupe era delgadita con unos grandes ojos claros entre grises y color miel. Usaba lentes. Usaba trajes debajo de la rodilla y de colores claros o sobrios. Su pelo era liso y de color entrecano.

Vivía en la esquina en una casa pintada de blanco con grandes puertas oscuras y a veces las pintaban en verde. Su sala era en la propia esquina. La enramada era en el interior .En el patio que era enorme habían árboles grandes: aguacates, naranjas, café, chile y otros arbustos. También había un jardín en el centro del terreno.

Estaba casada con un señor Casco que trabajaba en los alrededores de San Rafael del Sur. Una vez que veníamos del mar mi mamá nos llevó donde él para que conociéramos donde trabajaba. Con su marido, la tía Lupe tuvo diez hijos: Enrique, Mundo, Beto, Edgard, Mario, Alfredo, Romelia, Migdalia, Rosario y Gloria.

Nos dejaba jugar en el patio tanto de día como en la tarde y sentarnos en las gradas o en su acera para conversar en grupos, pero estaba siempre atenta a las pláticas para intervenir cuando la misma era considerada inadecuada.

Nos invitaba a comer rosquillas o a tomar pinolillo en el patio y debajo de la enramada. Amaba a cada uno de sus hijos y nietos. Siempre estaba atenta para aconsejarnos en la protección de los bienes y por la cercanía de ambas casas, la de ella y la de mi abuela, teníamos más confianza con ella, de tal manera que la llamábamos, Tía Lupe.

Cuando se cruzaba a conversar con Mamamalia , todos los pequeños debíamos hacer silencio o dedicarnos a otras tareas según las orientaciones que habíamos recibido.

Algunos de sus hijos vivían con ella, otros en Managua y otros en casas separadas pero en la misma Concha. Cuando Edgard o Mundo la visitaban era una fiesta. Los hermanos se juntaban y nosotros nos cruzábamos de casa para participar en la fiesta.

A sus nietos varones les orientaba que nos cuidaran, porque éramos primos, Los nietos de la Tía Lupe siempre nos han cuidado y querido. Con ellos aprendimos a jugar bolas de china o canicas, base Ball, y también participábamos en bailes y juegos de naipes o de salón. Con Chico y Luis Gómez estudiamos juntos, Los otros eran más pequeños. Onil y Enriquito más chiquitos pero también jugaban con nosotros. Con Leslie aprendimos a bailar y a contarnos chistes. Con los nietos de la Tía Lupe nos une la familia y los juegos. Con los nietos, hijos de Romelia y Alfredo conversábamos y aprendíamos a cuidar un apiario que ellos tenían. Nos enseñaban a sacar los panales de miel y a comer poco a poco la misma. Era una miel cultivada por ellos mismos y nosotros siempre estábamos demandando ir a buscarla. La comíamos sola o con pequeños panes. Ellos tenían unos hermanos gemelos: mujer y varón: Fidelia y Gabry. Los más grandes Nery, Emigdio, Miriam y David conversaban cosas serias. David es el músico de la familia. Siempre estaba aprendiendo nuevas melodías y nos encantaba cantar y bailar con su música de piano y pianola que él toca y ejecuta muy bien.

Las nietas eran otra cosa. Con las Gómez: Rosario (la Chayo), Guadalupe, Migdalia, la negra Marlene, Lourdes y Eligiovivíamos intercambiándonos de casa. Si mi mamá nos buscaba estábamos donde la Min Gómez y si la Min buscaba a sus hijas, ellas estaban en la casa.

Cuando los Casco(Guadalupe, Hannia y Nelson) venían de Managua a pasar vacaciones era alegrísimo. Mi mama nos dejaba pasear con ellas e igualmente nos cuidaba. A la feliz infancia de todos nosotros contribuyó de manera efectiva el afecto y el cariño de la Tía Lupe.